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Defensora amenazada de las selva Amazónica recibe el Premio Edelstam

El Premio Edelstam 2020 se otorga a la Sra. Osvalinda Marcelino Alves Pereira de la región de la selva Amazónica en Brasil, por su contribución destacada y coraje excepcional en la defensa de los Derechos Humanos. Ella ha denunciado sin temor y de forma continuada las explotaciones ilegales en la región de Areia ante las autoridades federales. El premio se otorga durante una ceremonia transmitida en vivo mañana, 24 de noviembre a las 17:00 CET, en www.edelstam.org

La Sra. Osvalinda Alves Pereira de Pará Brasil es una defensora de la selva amazónica y organizadora comunitaria que se arriesga para defender la selva y su población. Defender la selva de las explotaciones ilegales es muy arriesgado, ya que las leyes contra los autores de estos abusos son raramente cumplidas. Las redes de explotación ilegal despliegan individuos para proteger sus actividades, intimidando, amenazando y habiendo llegado en ciertos casos a asesinar aquellos que obstruyen sus acciones de deforestación y destrucción de la selva amazónica.

Las redes criminales dominan
Osvalinda Alves Pereira y su esposo, el Sr. Daniel Alves Pereira, han recibido numerosas amenazas de las redes criminales implicadas en explotaciones ilegales en el estado de Pará durante casi una década. Durante mas de 18 meses han tenido que esconderse, con el apoyo del Programa Federal para Proteger a los Defensores de los Derechos Humanos, Periodistas y Defensores del Medio Ambiente. Sin embargo, ahora están de vuelta en Pará, ya que sienten que, a pesar de la insuficiente seguridad, tienen que continuar su trabajo dentro de las regiones de la selva donde todavía se suceden las explotaciones ilegales.

“Las valientes acciones de la Sra. Osvalinda para denunciar las explotaciones ilegales de la selva amazónica a pesar de las incesantes amenazas, en defensa de sus convicciones, en tiempos en que la justicia es requerida, muestra un ejemplo muy importante para la resiliencia necesaria para proteger y defender nuestro medio ambiente. Brasil ha firmado el Acuerdo de París sobre el cambio climático y se ha comprometido a eliminar las explotaciones ilegales del Amazonas antes de 2030. Sin embargo, las autoridades están fallando en la implementación del compromiso y en hacer cumplir las leyes medioambientales en el Amazonas, socavando profundamente el esfuerzo para proteger la selva,” dice Caroline Edelstam, la presidenta del jurado del premio Edelstam y cofundadora de la Fundación Edelstam.

Las fuerzas armadas intimidan a la población local
Los grandes terratenientes involucrados desarrollan sus explotaciones ilegales en asentamientos ilegales en las mismas tierras donde los agricultores de bajos recursos tienen sus cultivos, para así lograr acceso a la cercana selva protegida. Osvalinda Alves Pereira fundó La Asociación de las Mujeres de Areia II para desarrollar la agricultura orgánica sustentable y reforestar las zonas donde se vienen instalando las explotaciones ilegales. Ella es una líder local del Proyecto de Asentamiento de Areia, que está ubicado geográficamente como una puerta a las tres unidades mas grandes de conservación: El Bosque Nacional de Trairao, la Reserva Extravitista de Riozinho de Afrisio y el Parque Nacional de Jamanxim, que son también zonas de gran interés para los explotadores ilegales. Hoy en día Pará es el estado con el mayor número de conflictos sobre la tierra y los recursos naturales.

A pesar de las ofertas de soborno y las amenazas constantes, Osvalinda Alves Pereira ha continuado valientemente denunciando las actividades ilegales de explotación. Las re-des criminales participan en la tala, extracción y venta a gran escala de madera, realizan confiscaciones ilegales de tierra, y también minería ilegal en el Amazonas. Despliegan hombres armados para intimidar a la población local. La mayoría de los casos de ame-nazas y ataques hacia los defensores de la selva nunca son investigados o castigados.

“Es importante encontrar formas de hacer cumplir las leyes nacionales e internacionales y promover la responsabilidad por los abusos graves de los derechos humanos. En este caso, Brasil debería proveer protección a los defensores de la selva que han recibido amenazas de muerte. La impunidad no es una opción. La comunidad internacional, igualmente, tiene la responsabilidad de respaldar la justicia y asegurar la protección de la victimas y de los defensores de la selva, incluidos los funcionarios oficiales del medio ambiente, los miembros de las comunidades indígenas, y también de las otras comunidades locales, y de mantener el principio que nadie esta encima de la ley. Este año, casi 8’000 kilómetros cuadrados han sido deforestados” dice Caroline Edelstam, la presidenta del jurado del premio Edelstam.

La ceremonia del Premio Edelstam:

Transmisión en vivo en www.edelstam.org en 24 Noviembre, a las 17:00 CET

Sr. Claes-Johan Larsson moderará la ceremonia. El Primer Ministro de Suecia,
Sr Stefan Löfven, junto con Sra. Michelle Bachelet, el Alto Comisario de los Derechos Humanos, participaran.

  • Embajador (ret.) Hans Corell, ex Asesor y Secretario General Adjunto de Asuntos Jurídicos de las Naciones Unidas y ex jefe de la Oficina de Asuntos Jurídicos de la Secretaría General de las Naciones Unidas.
  • Mr. Carlos Castresana-Fernandez, Fiscal y ex Comisionado de la CICIG, Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala.
  • Ms. Parul Sharma, Abogada de Derechos Humanos con enfoque en Desarrollo Sostenible.
  • Ambassador Brun Stagno Ugarte, Director Ejecutivo adjunto de Human Rights Watch.
  • Mr. Alex Brekke, Secretario general de Amazon Watch Suecia.

Motivación
La motivación del Jurado del Premio Edelstam para otorgar el Premio Edelstam 2020 a la Sra. Osvalinda Marcelino Alves es la siguiente: La Sra. Osvalinda Marcelino Alves Pereira es una defensora de la selva Amazónica y organizadora comunitaria de Pará, Brasil. Defender la selva Amazónica ha llegado a ser muy arriesgado, ya que las redes criminales de explotación forestal ilegal despliegan grupos armados para proteger sus actividades y para amenazar, e incluso asesinar, a los que obstruyen esa actividad.

Según la organización Comisión Pastoral de la Tierra, se han registrado más de 230 ataques mortales que han provocado más de 300 víctimas. Estos han sido registrados en la región Amazónica durante la ultima década, pero solamente nueve casos han sido llevados a juicio. En Pará, el estado con el número más alto de asesinatos, solo cuatro casos de un total de 89, han sido llevados a la justicia entre 2009 y 2019. Hombres armados, que forman parte de grupos criminales organizados, aterrorizan y toman represalias contra personas y comunidades que se oponen a ellos. Esto ocurre en situaciones en que las autoridades no logran proteger los defensores de la selva.

El liderazgo local y medioambiental de la Sra. Alves Pereira y sus esfuerzos para la reforestación en zonas donde se llevan a cabo explotaciones forestales ilegales, ha llamado la atención de las redes criminales, que han desplegado bandas fuertemente armadas para amenazarla, y de tal forma intentar disuadirla para que no siga denunciando las actividades ilegales a las autoridades.

Las redes criminales en el Amazonas están organizadas por coordinadores de explotaciones de extracción a gran escala, tala y venta de madera, apropiación de tierra, contratando grupos paramilitares para intimidar a la población local.

A pesar de las amenazas reiteradas, la Sra. Alves Pereira ha persistido valientemente en denunciar los abusos a las autoridades estatales y federales. Como consecuencia, ella y su esposo tuvieron que huir de su casa y recibieron protección bajo el Programa Federal para Proteger Defensores del Los Derechos Humanos, Periodistas y Ambientalistas.

La Sra. Alves Pereira ha continuado abogando y defendiendo la selva tropical y los derechos de la comunidad, trabajando para la reforestación y para fortalecer las comunidades locales, y ha luchado sin temor contra las redes criminales, en su trabajo para defender la selva, cumpliendo con el compromiso de la sociedad civil de Brasil para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y ayudar a mitigar el calentamiento global.

El Premio Edelstam
El Premio Edelstam, establecido en Suecia, es una recompensa con contenido económico, administrada por la Fundación Harald Edelstam. El Premio Edelstam se otorga por contribuciones importantes y coraje excepcional en la defensa de las propias convicciones a favor de la defensa de los Derechos Humanos.

El Premio Edelstam recibe su nombre, y es concedido en memoria del Diplomático y Embajador Sueco Harald Edelstam (1913-1989). Harald Edelstam se distinguió como diplomático por su competencia profesional, su valor y su coraje civil, en la lucha por los derechos humanos. Fue un precursor y un símbolo en la propuesta de lo que hoy se conoce como “Responsabilidad de Proteger” y sus acciones memorables en casos específicos contribuyeron a salvar más de mil vidas en peligro.

El ganador del Premio Edelstam puede ser un particular, o una persona que ocupa un puesto en un Gobierno, o en organizaciones nacionales o internacionales. Debe ser una persona que haya actuado en el espíritu del Embajador Harald Edelstam en un país o países en los que los derechos humanos, de acuerdo con el derecho internacional, hayan sido violados. El galardonado debe haber mostrado capacidades excepcionales en el análisis y manejo de situaciones complejas y en encontrar formas creativas, incluso fuera de lo convencional, para defender los derechos humanos. Es de esperar que el candidato ha sido capaz de adoptar un papel decisivo en una situación compleja para ayudar a personas amenazadas, o directamente, de haber salvado vidas humanas. El coraje civil es una condición fundamental para la selección del candidato.

El Jurado
El Jurado Internacional está presidido por Caroline Edelstam, la nieta de Harald Edelstam y co-fundadora de la Fundación Edelstam. Otros miembros del Jurado son la Jueza Shirin Ebadi, Premio Nobel de la Paz en 2003 representando a Asia; Africa esta representado por el Dr. Pascoal Mocumbi, ex Primer Ministro de Mozambique (1994-2004). La Embajadora Eileen Donahoe, Directora Ejecutiva del Global Digital Policy Incubator al Stanford University’s Center for Democracy, Development and the Rule of Law y ex- embajadora de Estados Unidos ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, representa Norte de America; El Profesor Philip Alston, El Relator Especial de la ONU sobre la extrema pobreza y derechos humanos, representa la Oceanía. El Latino America esta representado porDr. Luis Moreno Ocampo, ex Fiscal Jefe de la Corte Penal Internacional (CPI); y Europa esta representado por el ex Juez Baltasar Garzón, anterior Juez Central de Instrucción de la Audiencia Nacional, defensor de derechos humanos, y conocido por haber procesado al dictador chileno, General Augusto Pinochet por la muerte y tortura de miles de víctimas de Chile y de otros países.

Para más información, por favor contacta:

Caroline Edelstam, cofundadora y presidenta de la Fundación Harald Edelstam

Tel: +46 (0)706 98 72 23, correo electrónico: caroline.edelstam@edelstamprize.org

Página de web: www.edelstamprize.org/www.edelstam.org

Antecedentes de la galandora del Premio

Edelstam 2020: Osvalinda Marcelino Alves Pereira

Osvalinda Marcelino Alves Pereira nació el 3 de junio, 1968, y vive en el estado de Pará, Brasil. En los últimos 19 años, Osvalinda Alves Pereira esta viviendo en la municipalidad de Trairão.

En 1998, el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria, INCRA, implementaron el Proyecto de Asentamiento de Areia en Pará y de tal forma ofrecieron lotes para aproximadamente 300 familias necesitadas. Osvalinda Alves Pereira y su esposo Daniel Alves Pereira fueron uno de ellos. Han utilizado su lote para cultivar agricultura orgánica y artesanía.

Según un informe interno gubernamental y testimonios recopilados por Human Rights Watch, en los últimos años, gradualmente los criadores locales de ganado y gente controlando grandes extensiones de terrenos, denominados fazendeiros, involucrando en las explotaciones forestales ilegales, han asumido el control de la gran parte del asentimiento de Areia.

En 2011, Osvalinda Alves Pereira fundó la Asociación de Mujeres de Areia II, en el proyecto de asentamiento donde ella reside con su esposo, Daniel Pereira. Ellos consiguieron el apoyo de una organización medioambiental no gubernamental de desarrollar practicas de agricultura orgánica sostenible y de activamente trabajar para la reforestación de las zonas afectadas por las explotaciones forestales. El Proyecto de Asentamiento esta ubicado geográficamente como una puerta a las tres unidades mas grandes de conservación: El Bosque Nacional de Trairao, la Reserva Extravitista de Riozinho de Afrisio y el Parque Nacional de Jamanxim, que son zonas de gran interés para los explotadores ilegales. Hoy en día Pará es el estado con los números mas grandes de conflictos sobre tierra y recursos.

Para Sra. Periera, todo empezó cuando ella fundó la asociación de mujeres en la zona de asentimiento agraria donde ella vive con su esposo, Daniel Pereira. Pero las personas participando en explotaciones ilegales desconfiaron sus esfuerzos, preguntando a los miembros de la asociación si los agentes medioambientales han sido involucrados, diciéndoles de parar por completo. Cuando ellos no lo hicieron, los explotadores ilegales empezaron de amenazarlos.

Una situación alarmante ocurrió en 2012. Osvalinda Alves Pereira estaba en el hospital en la ciudad de Santarém cuando dos mujeres desconocidas de repente le comentaron informalmente que había un precio de las cabezas de dos de sus vecinos. El día cuando su esposo le llevo de vuelta a su casa del hospital, la pareja encontró un grupo de aproximadamente 12 extractores ilegales, así como un grupo de hombres armados, esperándolos fuera de su casa. Los explotadores ofrecieron dinero a los Alves Pereira para firmar una carta de la parte de la Asociación de las Mujeres de Areia II, pidiendo a las agencias federales de Brasil, el Instituto de Medioambiente y Recursos Naturales Renovables de Brasil (IBAMA) y el Instituto Chico Mendes de Conservación de Biodiversidad (ICMBio), de no realizar operaciones o actividades en Areia.

Cuando la pareja negó, uno de los explotadores les dijo: “Vais a morir como Dorothy”, refiriéndose a Dorothy Stang, una monja americana asesinada en Pará, en 2005.

En otra ocasión cuando estaban en la ciudad de Trairão, un grupo de explotadores se acercaron al esposo de Osvalinda Alves Pereira y al otro agricultor de Areia que participó en el trabajo de la asociación. Los explotadores llevaron a los dos hombres a una casa y en el patio, ubicado solo 20 metros de la estación de policía, entre 15 y 20 hombres armados les estaban esperando. Los explotadores acusaron a los dos agricultores de haber prestado información a IBAMA sobre las explotaciones ilegales y dijeron que los iban a pagar para que paren, de lo contrario los mataran. Sin embargo y en definitiva, dejaron al esposo de Osvalinda de irse como el tenia que buscar a Osvalinda a la estación de autobús cuando ella llegaba de la ciudad de Santarém. Mientras tanto, obligaron al otro agricultor de quedarse en la casa. Cuando los Alves Periera volvieron, Osvalinda les avisó que ya había denunciado sus amenazas a las autoridades: “Si muero ahora, todo el mundo sabrá que haya sido vosotros”. Finalmente, después cinco horas, los explotadores los dejaron a todos de irse.

Estas amenazas son comunes, no solo para los Alves Pereira pero incluso para otros defensores de la selva Amazónica. En otras ocasiones, hombres armados han circulado la casa de los Alves Periera en moto, aun cuando la Asociación de Mujeres tenían reuniones en la casa. Las amenazas han sido relativamente constantes durante aproximadamente una década.

Una mañana en mayo 2018, cuando Osvalinda Alves Pereira y su esposo se levantaron, entendían que alguien había entrado a su patio trasero durante la noche. Alguien había amontonado dos montículos de tierra para simular dos tumbas y cuidosamente las había adornado con cruces.

Ese acontecimiento horrible, provocó a Osvalinda Alves Pereira y su esposo de huirse. Durante 20 meses, recibían protección abajo del Programa Federal de Proteger los Defensores de los Derechos Humanos, Periodistas, y Medioambientalistas. Sin embargo, Osvalinda Alves Pereira, mantuvo un estrecho contacto con la Asociación de las Mujeres.

La pareja Alves Pereira han ahora vuelto a su casa en Pará y las autoridades del estado de Pará, se han comprometido de ofreceros protección policial siempre y cuando construyen una habitación adicional para acomodar la policía. Osvalinda Alves Pereira esta determinada de seguir su trabajo para proteger y defender la selva.

La selva Amazónica esta reconocida como un repositorio de servicios ecológicos no solamente para las comunidades indígenas y otras comunidades locales sino también para el resto del mundo. Desde 2013, la tasa anual de la deforestación ha mostrado una creciente tendencia. Los pequeños agricultores han mostrado un gran potencial en estabilizar el uso de la tierra en el aspecto agrícola, de pasto y de la selva natural, según los pequeños agricultores de Campos y Nepstad, los conservacionistas de Amazonas.

La deforestación ilegal en las Amazonas es un negocio de miles millones de dólares que implica explotación ilegal, deforestación ilegal y ocupación ilegal del terreno publico. El Instituto Socio ambiental, una ONG medioambiental brasilera, estiman que los explotadores ilegales que están en Areia, explotaron ilegalmente 23,000 metros cúbicos de tala de madera solamente en 2017, en la Reserva Extravitista de Riozinho de Afrisio , valorado en 208 millones reales (US$63 millones en aquel momento).

Según la organización la Comisión Pastoral de la Tierra, ha habido más que 230 casos de ataques mortales que han provocado más de 300 victimas, en el contexto de conflictos sobre el uso de la tierra y recursos en las Amazonas. Estos han sido registrados durante la última década en la región Amazónica, de las cuales solamente nueve casos han sido llevados a juicio. En Pará, el estado con los números más altos de asesinatos, solo cuatro casos de los 89 casos han sido llevados a la justicia entre 2009 y 2019. Los asesinos que forman parte de grupos criminales organizados, aterrorizan y toman represalias contra personas y comunidades que se oponen a ellos. Esto ocurre en situaciones donde la indiferencia de las autoridades no logra de proteger los indefensos ciudadanos comunes. El Human Rights Watch ha documentado los asesinos de 20 defensores del bosque en la Amazonas y han encontrado que al menos 19 de estos ataques han sido precedidos por amenazas contra las victimas de sus comunidades.

En el reporte de “La Mafia de la Selva”, el Human Rights Watch indican: “Lo que la administración de Bolsonaro no ha hecho es de comunicar un plan para abordar el problema subyacente que impulsa la deforestación: la capacidad de las redes criminales de actuar con casi impunidad en las Amazonas, amenazando y atacando a los defensores de la selva que intentan de pararos. Mientras que la violencia sigue descontrolada, así como la destrucción de la selva, la preservación de la cual es fundamental para el esfuerzo de Brasil en reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y el esfuerzo del mundo a mitigar el calentamiento global.

El reporte además establece que: “Los lideres comunitarios en dos regiones de Pará han mencionado a Human Rights Watch que solían ver los camiones solamente por las noches quitando las talas de madera ilegalmente explotados de la selva, pero desde la elección de Bolsonaro, los camiones pasan sin precedentes en gran cantidad y también en pleno día.

Según los oficiales medioambientales y los residentes locales, las palabras y las acciones del presidente Bolsonaro han efectivamente dado luz verde a las redes criminales involucrado en las explotaciones ilegales. De esta manera, el expone tanto a las Amazonas como a las personas que residen allí, al mayor riesgo- y esta debilitando a la capacidad de Brasil de mantener su compromiso de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y de ayudar a mitigar el calentamiento global.

Los derechos humanos están en peligro en la región Amazónica. Las victimas incluyen las personas indígenas, residentes forestales, y los agentes medioambientales que trabajan para proteger la selva i.e. los pulmones de nuestra tierra.

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